Cuando llegan las dificultades y las pruebas, en los
momentos de angustia, de duda o enfermedad; es bueno decir al Señor, que
seguimos creyendo en Él.
Señor, Tu siempre me has dado
La fuerza necesaria,
Y aunque me sienta débil;
Creo en Ti.
Señor, Tu siempre me has dado
La paz de cada día,
Y aunque esté angustiado;
Creo en Tú.
Señor, Tu siempre me has
Guardado en la prueba,
Y aunque estoy en ella;
Creo en Tú.
Señor, Tu siempre has
Iluminado mis tinieblas;
Y aunque no tengo luz,
Creo en Tú.
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